miércoles, 15 de agosto de 2007

Los peligros del directivo insustituible

Repasando algunos manuales de dirección de empresas y volcando la teoría a la realidad, me doy cuenta de uno de los problemas generalizados en los medios de comunicación: los directivos insustituibles.

Es habitual, sobre todo en estas fechas, escuchar a algunos directivos fardar de no descansar ningún día. Erróneamente consideramos que se tratar de un director modelo, meticuloso con el trabajo y comprometido.

Si bien, me quedo con varias reflexiones que demuestran el peligro de este tipo de actitudes:


-Si una persona se convierte en indispensable en una empresa, ésta sigue un curso correcto. Quiere decir que no se delegan responsabilidades y la toma de decisiones se realiza únicamente de forma vertical.

-Falta de diálogo y denota desconfianza en el equipo porque no lo ve capacitado para cumplir los hitos expuestos. Es un síntoma del temor del líder a transmitir conocimientos a sus subordinados.

-Convertirse en un directivo indispensable para el día a día de la empresa muestra también una ausencia de autonomía del resto de empleados. Es decir, toda la responsabilidad de la empresa cae sobre una única persona.



Es cierto que este modelo de dirección se repite con cierta asiduidad, sobre todo en ámbitos locales. Y, casualmente, también responde a un modelo de gestión vertical, en el que los subordinados no tienen independencia para la toma de decisiones.

¿El Resultado? Excesiva burocracia y un lastre para la creatividad.