domingo, 25 de febrero de 2007

Los condicionantes de la larga cola

Gráfico de la larga cola.La teoría de la larga cola (Long Tail) supone el fin de la comercialización en masa para atender a la hiperespecialización. Este principio viene a decir que con Internet, la suma de esos pequeños negocios especializados supera a las ventas de los productos con más éxito, como reconoce su creador.

En otras palabras, esta teoría viene a decir que la demanda de los productos minoritarios viene a superar a la de los masivos. Es el triunfo de las minorías, como reflejaba Microsiervos.

Aplicada esta teoría a los medios de comunicación es cuando comienza el debate. Y así lo recogía Juan Varela en su blog:

“El editor del blog del World Editors Forum aludía además al carácter generalista de los diarios como opuestos a la larga cola, una suma de mercados de nichos. Es cierto, pero también es cierto que los diarios y medios generalistas en general están obligados a diversificar más sus temas para vivir en el escenario informativo actual”.

Esta teoría viene a reconocer el valor del nicho, de la hiperespecialización, y del importante mercado que ahí tiene Internet. Si bien, olvidamos que ese postulado de la revolución de las minorías es ahora mismo una utopía. Es decir, ahora las minorías están totalmente aisladas, sin el apoyo del resto de minúsculos grupos y que para sobrevivir tiene que superar unos condicionantes.

Pensemos por un momento en las minorías. ¿Cuánto tiempo podrán sobrevivir? Si atendemos a principios empresariales, pese a que la teoría de la larga cola diga que la suma de las minorías es superior a los productos masivos, a nivel individual la cosa se complica. Digamos que su supervivencia sería cuestión casi de un milagro.

En definitiva, si una minoría no es capaz de cumplir unos condicionantes iniciales –por ejemplo, temáticos o geográfico-, está condenada a desaparecer porque cae en el mismo error que querer competir con las generalidades.

Si bien, esto no quiere decir que esté en contra y no crea en la formación de los nichos. Es más, creo que ahora mismo es la única opción de lograr rentabilidad tanto en términos económicos como en términos de influencia. El problema es encontrar el hueco y las características mínimas para que el nicho pueda sobrevivir en esa larga cola.


¿Sobrevivirían las minorías en el Polo Norte?ELEGIR EL NICHO

Traslademos la teoría de la larga cola a la realidad. Queremos abrir un periódico digital local –especialización geográfica- y tenemos que elegir la localidad a partir de la cual se tiene que desarrollar el nicho.

Según esta teoría, sería una locura comenzar en Madrid, una población masificada y sin espacio para las minorías. Es decir, sería inviable comenzar un proyecto con información de la Comunidad de Madrid porque para eso ya están los periódicos de tirada nacional con su edición local.

Pero también sería temerario escoger Illán de Vacas (con seis habitantes según el INE) para iniciar un proyecto periodístico porque ese nicho sería insignificante dentro de la propia minoría. Es un ejemplo extremo, pero creo que sirve para entender la escasa viabilidad económica que tiene.

TEMATIZACIÓN

Con la elección del tema sucede lo mismo. El futuro y el éxito empresarial está en la especialización. Centrémonos en los deportes. El modelo ideal no estaría en centrar nuestro medio en el eje abstracto del tenis. Si bien, el nicho sí que tendría sentido si se basase en algo tan concreto como el tenis amateur.

Si bien, del mismo modo, especializar temáticamente nuestro medio en el grado de sudoración de los grips posiblemente, salvo milagro, nos llevaría al fracaso. ¿Cuántas visitas podemos tener al día? ¿Una?

Con esta reflexión, lo que quiero hacer ver es que nuestro nicho tiene que tener unos condicionantes que le dé opciones de sobrevivir en la gran minoría. Se trata de hacerse referente dentro de las minorías.

Cualquier persona que se empeñe el defender el éxito que puede tener un blog especializado en el pueblo Illán de Vacas se está dejando llevar por la utopía. Todo es viable en esta vida, pero analicemos el grado de riesgo.

Y no hay que olvidar nuestro orgullo.